ARTÍCULOS ORIGINALES
Revista de investigación Rodolfo Holzmann, ISSN-e 2955-8824 https://revistas.undar.edu.pe/index.php/rodolfoholzmann/article/view/36
Zenén Abdón Vega Martel, el Quivillano: vida, obra y legado musical en el contexto del huayno huanuqueño
Zenén Abdón Vega Martel, the Quivillano: life, work and musical legacy in the context of the Huanuco huayno
Marco Agustín Baltazar1,a; Marco Agustín Baltazar1,b
1Universidad Nacional Daniel Alomía Robles, Huánuco, Perú.
Corresponding author: E-mail: aeocana@undar.edu.pe; bmelvinrtb.22@gmail.com
Orcid ID: ahttps://orcid.org/0000-0003-1565-9943; bhttps://orcid.org/0009-0002-0257-6487
Recibido: 24 de abril de 2025
Aprobado: 02 de junio de 2025
Resumen
Este artículo tiene como objetivo analizar la vida, la obra y el legado musical de Zenén Abdón Vega Martel (1951-2021), conocido artísticamente como el Quivillano, figura representativa del huayno de la región de Huánuco, Perú. Mediante un enfoque de ensayo biográfico-musical contextualizado, se explora la trayectoria del artista desde sus orígenes en Quivilla y Tantamayo, pasando por su formación autodidacta influenciada por la figura paterna, hasta su consolidación profesional en Cerro de Pasco y Lima. Se abordan los principales aspectos de su carrera, tales como la creación del conjunto Los Huayruros de Llata, el surgimiento del nombre artístico con el cual fue conocido y la prolífica producción discográfica iniciada en 1974 bajo el sello El Virrey. También se examina su particular estilo interpretativo y compositivo, destacando el empleo de la guitarra con el temple conocido como Ocros y el análisis de temas emblemáticos, como Ocho libras mal gastadas, que alcanzó notable difusión nacional y generó hitos dentro de la carrera del cantautor, incluyendo disputas por derechos de autoría. Además, se discute el impacto alcanzado en la escena musical andina, sus colaboraciones con otros artistas y las particularidades de la recepción de su música. El ensayo concluye reafirmando la relevancia de Zenén Vega Martel como un «cantor del pueblo», cuyo legado perdura por ser parte fundamental del patrimonio sonoro y la identidad cultural del huayno huanuqueño, específicamente de la provincia de Huamalíes.
Palabras clave: Zenén Vega Martel "El Quivillano", huayno huanuqueño, música andina peruana, temple Ocros.
Abstract
The purpose of this article is to analyze the life, work and musical legacy of Zenén Abdón Vega Martel (1951-2021), known artistically as “El Quivillano”, a representative figure of the huayno of the Huanuco region, Peru. Through a contextualized biographical-musical essay approach, it explores the artist’s trajectory from his origins in Quivilla and Tantamayo, through his self-taught training influenced by his father’s figure, to his professional consolidation in Cerro de Pasco and Lima. It addresses the main aspects of his career such as: the creation of the group “Los Huayruros de Llata”, the emergence of the artistic name by which he was known and, the prolific record production started in 1974 under the label “El Virrey”; it also examines his particular interpretative and compositional style, highlighting the use of the guitar with the temper known as ‘Ocros’ and the analysis of emblematic themes such as “Ocho libras mal gastadas”, which reached remarkable national diffusion and generated milestones within the singer-songwriter’s career, including disputes for authorship rights. In addition, he discusses the impact achieved in the Andean music scene, his collaborations with other artists and the particularities of the reception of his music. The essay concludes by reaffirming the relevance of Zenén Vega Martel “El Quivillano” as a “singer of the people”, whose legacy endures as a fundamental part of the sound heritage and cultural identity of the Huanuco huayno, specifically of the province of Huamalíes.
Keywords: Zenén Vega Martel “El Quivillano”, Huanuco huayno, Peruvian Andean music, temple Ocros.
Introducción
En el vasto panorama de la música andina peruana, emergen figuras que, con su arte, logran encapsular la identidad y el sentir de toda una región. Zenén Abdón Vega Martel (1951-2021), inmortalizado bajo el nombre artístico de Quivillano, es sin duda una de estas voces fundamentales, cuyo canto se arraigó profundamente en el imaginario popular, especialmente en su natal Huánuco, la provincia de Huamalíes y dentro del ámbito nacional. Con toda justicia podemos nominarlo como el Cantor del Pueblo. Vega Martel no solo alcanzó notable difusión con temas que se convirtieron en clásicos del repertorio regional, como el icónico huayno Ocho libras mal gastadas, sino que también representó un eslabón importante en la tradición musical de su tierra, dotándola de composiciones y un estilo interpretativo particular.
Pese a su amplia popularidad y a la persistencia de su música en la memoria colectiva, la trayectoria y el aporte específico de Zenén Vega Martel no ha recibido una atención académica. Este ensayo busca contribuir en la subsanación de esta brecha, justificándose en la necesidad de documentar, analizar y valorar la contribución de artistas populares que, como el Quivillano, han sido pilares en la configuración y difusión del patrimonio musical regional andino. Estudiar su figura permite no solo comprender mejor su recorrido individual, sino también aproximarse a las dinámicas culturales y musicales de la región de Huánuco durante las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI.
La obra del reconocido cantautor se inscribe en el contexto musical del huayno huanuqueño, concretamente de la zona de Huamalíes, una vertiente caracterizada por su expresividad lírica, a menudo melancólica, y por particularidades instrumentales, como la relevante aplicación de afinaciones especiales en la guitarra, siendo muy utilizado el llamado temple Ocros, que Vega Martel y sus músicos cultivaron. Es dentro de esta rica tradición donde su propuesta artística cobró forma y resonancia.
En consecuencia, los objetivos centrales de este ensayo son los siguientes: primero, reconstruir la trayectoria vital y artística de Zenén Abdón Vega Martel; segundo, analizar las características de su obra musical, estilo interpretativo, temáticas recurrentes y composiciones más significativas; tercero, evaluar su legado e impacto en el ámbito del huayno huanuqueño y la música popular andina peruana. Para alcanzar estos fines, se siguió un recorrido que inicia con el análisis de sus primeros años y desarrollo musical; que prosigue con el estudio de su producción discográfica y estilo musical; y que finaliza con una reflexión sobre su recepción y perdurabilidad como figura clave del folclore regional.
Primeros años y desarrollo misical
Zenén Abdón Vega Martel nació en el distrito de Quivilla, provincia de Dos de Mayo (Huánuco), el 30 de julio de 1951. Fue hijo de Román Vega Chávez y Úrsula Martel Vega, ambos naturales de Tantamayo. Su infancia estuvo marcada por constantes traslados ligados a la actividad comercial de sus padres. Inicialmente, la familia se estableció en Culquish (hoy Nuevas Flores), un punto neurálgico para el comercio entre diversas localidades de Huamalíes, como Llata, Miraflores, Punchao y Singa, donde se dedicaban a la compraventa de productos agrícolas y ganaderos. Fue en este entorno donde Zenén tuvo sus primeras exposiciones a la música; recordó haber escuchado a su padre cantar y tocar la guitarra desde temprana edad, e incluso ser incentivado por él a cantar y bailar junto a su hermana mayor cuando tenía unos cinco o seis años.
La muerte de su padre, cuando Zenén tenía solo ocho años, significó un punto de inflexión que obligó a la familia a mudarse a Llata. Allí cursó el primer grado de primaria en la prevocacional el año 1961, siendo su profesor don Vladimiro Mallqui. Al año siguiente, fue enviado al distrito de Tantamayo bajo la tutela de sus abuelos, específicamente a Llagamarca, cerca de las ruinas de Piruro, donde culminó sus estudios primarios el año 1965 e inició la secundaria (1966) en el recién creado Colegio Nacional Mixto de Tantamayo.
Desde niño, Vega Martel mostró una clara inclinación artística, escribiendo poemas y cantando, siguiendo el ejemplo paterno. En 1968, cuando cursaba el tercero de secundaria, viajó a Cerro de Pasco, donde residía su hermana mayor Ceferina Vega Espinoza y el esposo de ella, don Glicerio Peña Nahuachaqui. Siguiendo el consejo de ambos, decidió quedarse allí para continuar y culminar sus estudios secundarios en la Gran Unidad Escolar Daniel Alcides Carrión (1970). En 1971, ingresó a la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión para estudiar Ingeniería de Minas, época donde también participó en el teatro universitario, evidenciando la persistencia de su vocación artística. En 1972, se unió sentimentalmente con Edita Huaytán Sobrado, su esposa, con quien tuvo seis hijos (Tarikuy TV, 2019).
Emergencia artística: el nacimiento de El Quivillano y los Huayruros de Llata
Fue en Cerro de Pasco donde su camino musical comenzó a definirse. Entabló amistad con Edilberto Yana García, natural de Llata, quien le presentó a su tío, Víctor García Cerpa, un guitarrista cultor del estilo llatino. Pronto conoció también a Braulio Calderón Contreras, otro aficionado a la guitarra. Ambos trabajaban como obreros en la Cerro de Pasco Corporation y vivían en el campamento de Yanacancha. Los fines de semana se reunían para ensayar música de sus provincias, permitiendo a Zenén desarrollar el estilo que recordaba de su padre. En este contexto, influenciados por la creciente fama de otros artistas de la zona como Arturo Reyes Rosales, el Jilguero de Llata, surgió la idea de grabar un disco.
En 1974, Vega Martel viajó a Lima para explorar esta posibilidad. Tras un intento fallido en Sono Radio, se dirigió a El Virrey Industrias Musicales S. A. Allí presentó una grabación en cassette al director artístico Wilfredo Quintana Alfaro, integrante de Los Campesinos, y al director de la empresa, Pedro Gutiérrez Montero. Impresionados por la calidad interpretativa, le ofrecieron grabar un disco de 45 rpm, firmando un pequeño contrato. De regreso en Pasco, intensificó los ensayos con su grupo. La grabación se concretó el 31 de octubre de 1974. El disco contenía, en el lado A, la canción Ocho libras mal gastadas; y, en el lado B, Anda vete chola, ambas composiciones del mencionado cantautor que luego lograrían gran acogida en el público oyente.
El conjunto se presentó como Los Huayruros de Llata, nombre de una agrupación preexistente en Cerro de Pasco; sin embargo, faltaba un nombre artístico para el cantante solista. Tras barajarse algunas opciones, Pedro Gutiérrez, al saber que Zenén era de Quivilla, sugirió el seudónimo el Quivillano, considerándolo comercialmente atractivo. Así, bajo esta denominación y con Los Huayruros de Llata, nació artísticamente Zenén Vega Martel en 1974.
Análisis de la obra y estilo musical
La formación musical de Zenén Vega Martel fue esencialmente autodidacta, guiada por la intuición y la herencia familiar, aunque recibió algunas lecciones de canto. No leía partituras, y sus composiciones, según manifestó, surgían de su propio criterio, aun cuando muchas fueron trabajadas colectivamente con los integrantes de Los Huayruros de Llata (Braulio Calderón, Víctor García Cerpa, Nicander Caqui, Leoncio Huete, entre otros). El Quivillano compuso más de cien canciones, las cuales registró en la Biblioteca Nacional del Perú; de ellas, aproximadamente ochenta fueron grabadas.
Su estilo se enmarca en el huayno huanuqueño-huamaliano, caracterizado por un lirismo nostálgico y el protagonismo de las guitarras. Un rasgo distintivo fue el uso del temple Ocros en la primera guitarra (encargada de la melodía y punteos), una afinación particular (1.a (mi) −2.a (si) −3.a (sol#) − 4.a (mi) – 5.a (Si) − 6.a (mi) al aire), cuyo nombre en Huánuco probablemente alude a la provincia de Ocros en Áncash. Este temple, popularizado también por el Jilguero de Llata, suele emplearse con capotraste en el quinto o séptimo traste. Sobre el particular, Carrasco (2018) precisa que se trata de una técnica común en diversas tradiciones de la guitarra andina. Los músicos a menudo utilizan guitarras requinto de seis órdenes con las dos primeras cuerdas dobles.
La temática de sus canciones aborda principalmente el amor y el desamor (Ocho libras mal gastadas, Anda vete chola, Linda llatinita), la vida social y el desarraigo (El derrumbe de la mina, Arroz y fideos) y el apego a su tierra (Pueblo quivillano).
Ocho libras mal gastadas, su primer éxito, es un claro ejemplo del estilo que lo caracterizó: un huayno con fuga, cuya letra expresa el despecho y reclamo a un amor ingrato, utilizando metáforas de la vida cotidiana («Mi camisa mal planchada / mi ropita mal lavada / llatinita pretenciosa / ocho libras mal gastadas»). La fuga en quechua («Tarita tarinquicher...» [‘De encontrar, encontrarás’]) refuerza el carácter regional.
Otras canciones de su autoría, además de las citadas, son Huamash punta, Condorcito, Piedra labrada, El destino, Letra más letra, En las cantinas (La campanita de mi pueblo), Dos hermanas, Vuela palomita, Once de la noche, La achoradita, Cariño verdadero, Mundo cruel, Huaychaucito, A la orilla del río Marañón, etc. Varios de estos temas mencionados fueron grabados por otros artistas, tales como la Yauyinita de Oro, la Muñequita Araway, entre otros.
Si bien el Quivillano había incursionado a manera de experimento —según sus propias palabras— con un estilo diferente al que lo caracterizaba, incluyendo instrumentos musicales como el requinto, los timbales, el órgano y el bajo electrónico, no alcanzó a superar su estilo original que era el preferido del público que lo seguía.
Figura 1
Canción «Ocho libras mal gastadas»
Nota. Transcripción musical del video: https://www.youtube.com/watch?v=tlWW0HNyz1w
Ocho libras mal gastadas1
(Huayno)
Mi camisa mal planchada, mi ropita mal lavada, llatinita pretenciosa ocho libras mal gastadas.
Mis ojitos lloran tanto, mi corazón sufre mucho, paisanita orgullosa no me mires con desprecio.
Desde lejos te estoy viendo todo lo que vas haciendo, paisanita orgullosa cumple todas tus promesas (bis).
FUGA
Tarinki tarinkicher, Chuskuta pisqatapis, Pero manami tarinkisu Quivillano chulutano
Tarita, tarinquicher, chuscuta pisgatapis pero mana tarinquisu llatinito cholutano
FUGA (traducción)
De encontrar, encontrarás cuatro o cinco también, pero jamás encontrarás como a este quivillano.
De encontrar, encontrarás cuatro o cinco también, pero jamás encontrarás como a este llatinito.
Producción discográfica, difusión y reconocimiento
El éxito de Ocho libras mal gastadas fue rotundo entre 1975 y 1979, lo que permitió su presentación en diversos escenarios por gran parte del Perú. Sin embargo, este logro no estuvo exento de dificultades.
En 1976, la disquera Sono Radio grabó los temas Ocho libras mal gastadas y Anda vete chola con el Jilguero de Llata sin reconocer la autoría de Vega Martel. Esto derivó en un reclamo notarial y acciones legales que finalmente le otorgaron los derechos de autor. Aunque inicialmente la controversia generó una fuerte rivalidad con Arturo Reyes Rosales, con el tiempo se transformó en amistad y colaboración profesional, y compartieron escenario en múltiples ocasiones.
Tras el primer disco, El Virrey le propuso grabar un pequeño long play, formato en el que realizó tres producciones. Con la popularización del cassette, grabó doce canciones más para el mismo sello; sin embargo, la piratería fonográfica afectó gravemente a la industria musical, llevando al cierre de empresas como El Virrey y Sono Radio.
El Quivillano migró entonces a Estrella Records, empresa cofundada por Wilfredo Quintana y Pedro Gutiérrez. Aquí grabó un long play. Posteriormente, grabó también para Discos del Puerto y Discos Universal. Con el sello discográfico El Virrey grabó 27 canciones, las cuales años más tarde fueron recuperadas del archivo de dicha disquera y se regrabaron en formato de CD (Dina Paucar Oficial, 2018).
Vega Martel ha tenido una intensa actividad artística en todo el territorio, lo cual le valió para ser reconocido como cantautor y compartir escenarios con don Ernesto Sánchez Fajardo, el Jilguero del Huascarán, cuya esposa tenía una empresa promotora de espectáculos llamada El Cantar de los Andes, debido a ello tuvo la oportunidad de presentarse en Áncash, Cajamarca, Huamachuco, Trujillo, zona norteña, donde gustaba su música. También participó con el Cazador Huanca, Alicia Delgado, Totita Cruz, Mario Mendoza, los Hermanos Pacheco, Ángel Dámaso, Nelly Munguía, entre otros. Asimismo, actuó en Cerro de Pasco junto a las agrupaciones Alma Cerreña de la Oroya, Alma Andina, Las Cerreñitas, Los Ídolos del Pueblo, Estampas Andinas de Milpo y el Trío Los Andes, de Gregorio Gonzáles Gamarra (Picpish), más conocido como «Saca la Cuña». Este último era un artista de Cerro de Pasco, específicamente de la ruta de Yanahuanca, y fue de su repertorio que el Quivillano grabó el tema Falsa moneda.
En el siglo XXI, alrededor de 2011, realizó producciones en video de sus temas clásicos con la empresa Astuqui Producciones, utilizando audios originales y filmando en locaciones turísticas de Huánuco. Para entonces, su primera guitarra original, Víctor García Zerpa, falleció víctima de un accidente en Cerro de Pasco, quedándose solo con Braulio Calderón, quien era la segunda guitarra. Esta situación motivó a que convoque a otros integrantes, únicamente para que aparecieran en la grabación de los videos.
Legado y recepción en el contexto del huayno Huanuqueño
La trayectoria artística de Zenén Vega Martel ilustra a menudo el adagio «Nadie es profeta en su tierra». Su música, aunque representativa de Huamalíes y Huánuco, encontró inicialmente mayor eco y aprecio en otras regiones del país, como el centro (Cerro de Pasco, La Oroya) y el norte (Áncash, Trujillo, Cajamarca).
Sin embargo, con el paso de los años y al retornar a su región, pudo constatar una buena acogida y la difusión de su trabajo, aunque él mismo mantenía cierto escepticismo sobre el reconocimiento pleno de la música y cultura local por parte de sus propios paisanos. Defensor de lo autóctono, afirmaba: «lo mejor se halla en nuestra música, cultura, turismo, costumbres y gastronomía».
Zenén continuó activo hasta sus últimos años, residiendo en el distrito de Independencia, provincia de Lima, desde donde dirigía un programa radial en Radio Independencia y a través de las redes sociales de Fiesta Huanuqueña.
Antes de la pandemia de la COVID- 19, se encontraba planificando nuevos proyectos musicales; sin embargo, lamentablemente este mal truncó su vida. Falleció el 25 de mayo de 2021 en la ciudad de Lima, cuando estaba próximo a cumplir 70 años, tras complicaciones derivadas de la enfermedad y dificultades para acceder a cuidados intensivos.
Su muerte causó hondo pesar no solo entre sus familiares y amigos, sino en toda la comunidad huanuqueña y los amantes del folclore andino, quienes reconocen en el Quivillano a una figura esencial, un artista que supo cantar con autenticidad las vivencias y sentimientos de su pueblo, y que dejó un legado musical que sigue vivo en la memoria colectiva de la región.
Conclusión
Zenén Abdón Vega Martel, el Quivillano, se erige como una figura fundamental del huayno huanuqueño, cuya trayectoria, desde sus orígenes rurales hasta su consolidación artística en Cerro de Pasco y Lima, marcó la música popular andina. Su obra, caracterizada por un estilo emotivo, el distintivo temple Ocros en la guitarra y éxitos como Ocho libras mal gastadas”, trascendió el ámbito local.
Su contribución esencial radica en la difusión nacional del huayno de Huamalíes, al que aportó composiciones originales que capturaron el sentir popular y la identidad regional. Además, representó la experiencia migrante y defendió valientemente sus derechos de autor en la industria discográfica. Reconocido con toda justicia como el Cantor del Pueblo, el legado de Vega Martel perdura; y su música sigue vigente en la actualidad, dando testimonio de la riqueza cultural andina y parte integral del patrimonio sonoro regional.
Agradecimientos
Los autores expresan su sincero reconocimiento y gratitud a Zenén Abdón Vega Martel, el Quivillano, por haber tenido la gentileza de concedernos una entrevista virtual llevada a cabo el día 28 de febrero de 2021, meses antes de su prematuro deceso. Este hecho impidió que se conozca y ahonde sobre algunos aspectos que habíamos planificado obtener en una próxima reunión. Pese a ello, los datos consignados en el presente ensayo tienen una alta confiabilidad, ya que se trata de testimonios y perspectivas brindados por el propio cantautor, lo cual ha enriquecido profundamente esta investigación.
Referencias bibliográficas
Carrasco, R. (2018). El arte de los temples. Escuela Nacional Superior de Folclore José María Arguedas. https://www.rolandocarrascosegovia.com/wp-content/uploads/2022/07/El-arte-de-los-temples-Articulo.pdf
Dina Paucar (Oficial) (2018, 14 de octubre). Entrevista al maestro Zenén Vega Martel EL QUIVILLANO [video]. Facebook. https://www.facebook.com/DinaPaucarOficial/videos/una-bonita-entrevista-al-maestro-zenen-vegamartel-el-quivillano-un-gran-maestro/929266483928956/
El Quivillano (2010, 11 de noviembre). El Quivillano - 8 Libras mal gastadas [video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=tlWW0HNyz1w&ab_channel=ElQuivillano
Tarikuy TV (2019, 19 de febrero). Entrevista a “El Quivillano” [video]. Facebook. https://www.facebook.com/TarikuyTV/videos/2187740718222012/
1 La Libra peruana fue usada entre 1898 y 1930 en Cerro de Pasco y otros espacios mineros; tal designación numismática ha perdurado por más décadas en expresiones y escritos. Una libra era igual a diez soles de plata.
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