ACERCAMIENTO CRÍTICO A LA OBRA DE MIGUEL MANSILLA GUEVARA
Abstract
Los inicios de Mansilla, como casi todos los músicos andinos, están
marcados por la participación y el aprendizaje de una cultura musical
muy amplia, en la cual la vida personal y social están integradas de
manera total.
Miguel, con altísima sensibilidad, escucha y retiene en la
memoria la música de los cantos y las danzas ayacuchanas, el lugar
de su infancia y adolescencia. Percibe, disfruta y se sorprende por
los mensajes sonoros del mundo que le rodea. En ese contexto, sin
duda, fueron de importancia fundamental los cantos entonados por su
madre, conocedora de un amplio repertorio tradicional.
La adquisición de un charango cuando aún era muy niño,
la práctica de la guitarra, el cantar en primera y segunda voz, y el
escuchar a los mayores interpretar un repertorio que habla de paisajes,
emociones y sentimientos humanos fueron moldeando una forma de
percibir y producir la música. Este proceso se desarrolló en un constante
movimiento dialéctico entre lo que la persona aprende y aprehende, y
lo que crea y recrea.
Esta relación dialéctica se mantiene en tanto el músico -intérprete
y cantautor – permanezca activo en la práctica constante de escuchar
y hacer música. Es decir, participando activamente en un movimiento
permanente de percepción social y estética (no sólo musical) y de
producción musical que le permite comunicar sus sentimientos y
pensamientos a otros. Para Miguel Mansilla, esta actividad adquiere
una dimensión especial, por su compromiso personal, social y estético.
Este compromiso, en la vida de cualquier persona, puede
ser analizado desde diferentes perspectivas. Sin embargo, aquí
nos referiremos a la obra artística de Mansilla, y observamos que el
compromiso personal, social y estético al que aludimos se manifiesta
en dos vertientes importantes de su obra musical: una, la interpretación
de obras tradicionales, y otra, la creación e interpretación de sus
propias composiciones. Miguel interpretaba canciones en quechua y
castellano, y también grabó algunas danzas y canciones en versiones
para guitarra solista.